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Carpe diem way of life

Recuerdo perfectamente 3 de los momentos en mi vida de baños imprevistos.

Los anfibios, como yo, no menospreciamos playa alguna, río, poza, presa, laguna, ..., cualquier continente de agua que sacie nuestra calor, nuestra curiosidad o nuestra "carpe diem way of life".

Pero en ese continente deben confluir ciertas características mínimas y haber ausencia de otras.

No puede ser de una profundidad brutal (más de 5 ó 10 metros, para mí), el fondo no puede ser igual ni más oscuro que el marrón y la biodiversidad subacuática debe ser medianamente conocida (o sea, Nessi no tiene cabida alguna en el imaginario del momento).

En algunos casos, es forzoso zambullirse acompañado.

Pues bien, para con esos 3 momentos, quiero dar las gracias a Dios y a los científicos de no haber puesto en la mano humana smartphone alguno en 2 de ellos.

En el tercero, hace pocos meses, había... E hice fotos... Pero me avergüenzan un pelín (...)

1) El Pedroso, primavera de 1990, aproximadamente. Una marcha mañanera a pocos Km del lugar donde  mi grupo Scout estaba acampado, terminaba en una poza umbría, rodeada de cañizos, que se nos apareció a tod@s como la tierra prometida, en esa jornada calurosa y seca que nos habíamos metido entre pecho y espalda. Ni cortos ni perezosos, alejados de la gilipollez extrema de permisos y seguridades que los años traerían consigo, nos empezamos a quitar ropa hasta que el (aún existente en aquellos años) decoro nos lo permitió... Rapagonas por un lado y bombas de testosterona por otro nos sumergimos en el agua, sabiendo que ese día no lo olvidaríamos... ¡¡cuánta razón!! Tanta como pasé yo, al comprobar que una de las partes de mi cuerpo no atendía a razones. No supe donde meterme y seguro que alguien se coscó... El caso es que ya no hizo falta móviles ni nada, pues 25 años después ya crearía un blog y lo contaría...

2) Matalascañas, verano de 2001. Tras una aciaga noche de buenas conversaciones, copas y bailes, mi novia, un amigo y yo, decidimos acabar el plan y volver andando por el paseo marítimo. 40 minutos por delante en una noche cerrada (serían las 05:00) y calurosa nos llevó a pegarnos juntos un baño en paños menores. Qué buenos estábamos. Y qué jóvenes... La sensación de anuncio de Coca~Cola la tengo aún... Todavía recuerdo el tacto incómodo de los calzoncillos mojados y con arena al rozar con los Levi's. Pero, ¿qué más daba? No existía el reloj, ni el día siguiente. Sólo existíamos nosotros tres. Ya han pasado 14 años... ¡¡!!

3) Caminito del Rey, 16/05/2015. Tras haber contemplado una vertiginosa belleza, el turquesa de las aguas del embalse del Conde de Guadalhorce tocantes a uno de los extremos, nos llamó embriagadoramente como una de esas cobras al son de la flauta del que las hipnotiza. De nuevo, ese mismo amigo y yo (esta vez sin fémina alguna) nos dejamos llevar por la "carpe diem way of life" esa que antes citaba... Y, sí, ya había smartphones, claro... Pero el pudor que me producen ciertas instantáneas hace que cuelgue aquí sólo una de ellas.

Tengo una firme intención... En el resto de mi vida quiero acumular, al menos, otras 3 ocasiones más como esas, al mismo nivel (sin más) de chispa y vergüenza/desvergüenza...

Da igual que hayan o no smartphones.

La mejor máquina para no olvidar esos momentos tiene dos tarjetas de memoria inagotables: en el pecho, una, y la otra sobre la cabeza...

En fin, Las Cosas...

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