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Audios

Vaya, vaya, la que nos ha dado la jipi a toda la sala de espera.

Ha sido esta mañana, en la zona de Fisioterapia y Rehabilitación del Hospital Universitario Virgen Macarena.

Yo, de revisión rutinaria de mi proceso de rehabilitación de mi hombro roto, esperaba a ser llamado.

Llegué antes de tiempo, porque las radiografías previas, hechas allí mismo, tardaron menos en ser realizadas.

Lo que podía haber sido una espera tranquila y en silencio, se convirtió en una historia "radiada" y tensa compartida con todxs lxs allí presentes.

Una chica de mediana edad, de unos 40 ó 45 años, estaba intercambiando audios con quien, creo, era su hermano, todos en relación al acompañamiento y cuidados de su madre.

Todos los audios, audibles a al menos 5 metros de distancia.

Al otro lado, el hermano, a una velocidad x2, con voz ruda y subida de tono, lanzaba improperios y problemas de agenda que le impedían colaborar con el marrón, pues, claramente, ambos lo vivían (o, al menos, expresaban) así.

Al parecer, él, que "tanto tiempo libre tenía siempre", desde que a la madre le había pasado el percance que fuera, estaba hasta las manillas de líos y problemas, no pudiéndose poner de acuerdo con su hermana ni tan siquiera para un mísero café/refresquito, para organizarse ante el desbarajuste aparecido.

Y ella, que estaba cobrando unos "300 euros de mierda" de prestación, estaba en el paro y buscaría trabajo única y exclusivamente, cuando le "saliera del coño", respondiendo a un tironcito de orejas del hermano.

Todo allí, vox populi, ante las miradas al techo, al suelo, al móvil, ..., adonde fuera, de lxs allí pacientes...

Lo que viene a ser en toda regla un absoluto desconocimiento y desprecios de y hacia las palabras "respeto", "pudor", "entrega", ...

Una auténtica vergüenza de la que, sí o sí, teníamos que participar.

Todo por una madre enferma, impedida. Una madre que, seguramente, lo había dado todo o casi todo por su prosperidad, porque fueran felices y buenos hermanos e hijos. Buenos ciudadanos, con valores, personas agradecidas, ...

Agua de borrajas.

Allí estaban los dos, casi sintiéndose desdichados porque su madre siguiera viva así.

Una mierda.

Todxs lxs presentes, atónitxs, presenciamos como ese intercambio de audios terminó con el envío mutuo de uno a la otra al carajo y...

¡¡ MAGIA POTAGIA !!

La bondad apareció, al llegar la fisioterapeuta, acompañando a la madre, en la carita de la parada y subsidiada por 300 euros.

Un asco de postureo, que, lamentablemente, en esto del cuidado a nuestrxs mayores, está cada vez más presente.

Dios me permita ser fuerte y agradecido para no acabar así, como lxs hermanxs del audio.

Y que la justicia y el sentido común hagan de las suyas para los que se hayan comportado, comportan y comporten como ellos.

Puaj.

En fin, Las Cosas...

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