Parece mentira como cambia el panorama.
Lo que en una temporada está lleno de ilusión, fuerza, verdor, potencia, alegría y brillo, pasa, casi en un abrir y cerrar de ojos, a estar completamente vacío, gris, tristeza, desilusión, hoquedad.
Muy pocos lo ven, porque están distraídos con el móvil, las compras, la inercia, el día a día.
Pero, incluso, de entre esos pocos que sí lo ven, casi ninguno de ellos es, verdaderamente capaz (les vale la pena, quieren, se interesan, ...) de acercarse a eso que está casi muerto, para preguntarle si pasa algo.
Ese grupo tan exclusivo que hacen esa acción de acercamiento, esos y no otros, son los que, de verdad, hacen que eso tan vacío empiece a cobrar vida.
Dios quiera que nadie se sienta hueco, vacío, sin rumbo.
En fin, Las Cosas...
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