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Er Vendavá

Mi más sincero pésame a las vacaciones de verano. Todo lo que empieza, acaba, dicen. En este caso nunca se respetó más el "dicho". Lo he visto en las caritas de la gente que me rodea, mis amigos, mi mujer. Aunque tengas vocación para con tu trabajo... Nada: la carita de la gente, la sensación: la misma.

Pero donde lo he visto como una especie de versión cutre de uno de estos realistas nuevos ha sido hoy, mientraas me dirigía a compra el pan, para el desayuno con mis papis y mis mujeres, tras haber comporado el periódico. Allí estaban, las señoras y señoritas de la casa: 2 chavalitas de unos 16 y 20 años, ya fumando a las 08:45 que eran, con indumentaria in-encajable en la formalidad del febrero sevillano (mismo), sobando sus smatsphones sin parar, ajenas a todo. Su mamá, de unos 45, mirada perdida al fondo de la calle, a ver si venia el padre de familia con su super utilitario. Y la abuela, de unos 70, por Dios que parecía de una peli de Almodóvar, sentada en la única de las varias sillas y butacas de playa desplegada, abanico en ristre, dejándose llevar como los matojos esos que circulan por los poblados esos del oeste, en forma de ovillo... En todas sus caras, en realidad, se podía leer "¡¡NO-ME-QUIE-RO-IR, JO-DER!!".

Me jode no tener cámara de fotos insertada en el globo ocular, porque vamos, era para verles, para que tú que me lees les pudieses ver también...

Ojú, que penita io... Er vendavá que les esperaba a tod@s en sus vidas diarias, lejos, muy lejos del verano, lejos de las vacaciones... A tod@s...

Pero vendavá: paro, estrés, telediarios que hacen parecer nuestros sofás sillas eléctricas, dormir poco, ojú, ¿no?
Bueno, tenemos que hacer el esfuerzo de aferrarrnos a lo bueno de nuestras vidas, lo bueno que puede venir, lo bueno que ya tenemos; recordarlo con agradecimiento, con nostalgia, sí, pero con toda la potencia necesaria para que neutralice los bajoncillos que, seguro, van a venir... Hay que guardarlos en nuestra retina, en nuestron cerebro, que queden bien enmarcaditos, agarraditos a nuestros adentros, que luego vienen "las rebajas de ánimo"... Er vendavá

Es como lo que yo mismo hice ayer: playa de El Portl (término municipal de Punta Umbría), 21:40... Era la última tarde noche de las vacaciones de verano de mi Raque; allí estábamos, con la marea casi baja, mi hijita, mi madre, y nosotros dos, con pipas Reyes con sal, gomitas, ..., encarando el Oeste y el ocaso esplendoroso que nos regalaba. Me levanté y me fui al agua... Era de noche casi del todo, y la corriente bajaba desde la flecha hacia Punta. Me dejé llevar, en la oscuridad, casi, con la orilla a la derecha y el mar a la izquierda. Sin moverme. Deleitado por lo que veía delante (nubes como en llamas) y detrás (Luna llena)... Pero la corriente me seguía arrastrando, sin contemplaciones... Hasta que llegué a una de esas sogas con boyas que delimitan las zonas de entradas y salidas de agua; me sumergí para dejarle pasar sobre mi espalda y me apresuré a emerger y agarrarme, para notar la sensación de arrastre...

El paisaje que he descrito, la soga y mis ganas de agarrarme son las cosas buenas que decía antes a las que creo que debemos aferrarnos. La corriente que me quería arrastrar dirección Punta, es er vendavá.

Así lo veo yo; así lo quiero ver.

En fin, Las Cosas...

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